https://www.vozpopuli.com/opinion/estudios-culturales-decadencia-humanidades-activismo_0_1179182519.html

este es un articulo polemico que retoma los debates producidos por el “escandalo Sokal” en los 90′. Porque publicar este tipo de comentarios?

Me preguntan porque publico cosas como estas, acaso estoy en contra de las reivindicaciones que fundaron al feminismo? NO!,

tal vez estoy en contra del postmodernismo? NO!

ahhh, probablemente este queriendo -por el absurdo- denunciar los ataques contra las cuestiones de género… TAMPOCO!

Intentare comentar un poco que me lleva a publicar un artículo que tiene la obvia intención de desacreditar “el postmodernismo” y muchos de sus afluentes teóricos e ideológicos.

Pero, porque acá y no en el fcbck público?

porque lo que voy a escribir esta íntimamente ligado a una postura sistémica enraizada en el pensamiento complejo.

Empecemos por un principio… no todos conocen o recuerdan que fue lo que se llamó el “escándalo Sokal”, así que hare un breve resumen porque de ahí arranca este artículo.

En 1997, Alan Sokal (Doctor en física estadounidense) y Jean Bricmont (físico teórico belga y profesor en física) publican en Francia el libro “Imposturas intelectuales” y al año siguiente en EE. UU. “Fashionable Nonsense: Postmodern Intellectuals’ Abuse of Science” (Sinsentidos de moda: El abuso de la ciencia por parte de los intelectuales posmodernos)

El libro denuncia al relativismo posmoderno después de poner en ridículo a una de las revistas de más prestigio en el tema.

En el libro las críticas se concentran en dos puntos:

– El incompetente y pretencioso uso de conceptos científicos por un pequeño pero influyente grupo de filósofos e intelectuales de ramas no científicas o disciplinas que no lo son en sentido formal

– El problema del Relativismo Cognitivo, es decir, la idea de que la “ciencia moderna es comparable a (nada más que) un mito moderno, una “narración” o “Construcción social” entre otros apelativos”.

Y, como hizo Sokal para que su crítica feroz tuviese sustento suficiente como para producir un terremoto en el mundo intelectual, científico y académico?

Sokal aporto una prueba muy original: redactó una «parodia de texto posmoderno» titulada Transgresión de las fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica (originalmente “Transgressing the boundaries: toward a transformative hermeneutics of quantum gravity”); un escrito lleno de absurdos, sin sentidos, carente de lógica, pero escrita en un lenguaje pretencioso, rebuscado y complicado, reforzado por algunas citas de intelectuales célebres.

El artículo fue enviado al prestigioso journal estadounidense Social Text, y después de pasar por la revisión de “expertos” fue aceptada y publicada en 1996 en un número especial. Después de su publicación, Sokal reveló el engaño, queriendo demostrar de este modo cómo el abuso de terminología científica y las extrapolaciones de las ciencias exactas a las humanas que hacen algunos autores de las ciencias humanas, muchas veces son incoherentes, pueden no decir nada y engañan a quienes no tienen formación científica.Por supuesto que esto desató un intenso debate en el que incluso Derrida se vio invitado a participar. Sin embargo, aunque los defensores y atacantes de los autores profundizaron en los “argumentos” del libro, lo que fue barrido bajo la alfombra fue el papel que ocupan los Journals académicos en entronizar o destronar “modas” intelectuales y científicas.

Más allá de si las críticas de Sokal al postmodernismo fueran validas o no, lo que nunca se puso en discusión es que un Journal prestigioso había publicado un artículo que no resistía una lectura cuidadosa de su contenido, y que lo hizo solo porque estaba repleto de expresiones cercanas a los sistemas de creencias dominantes en ese medio.Esta nota que ahora publico, retoma –varias décadas después- la misma operación: fabricar un artículo lleno de argumentos que –por el solo hecho de coincidir con las creencias del momento- son publicadas sin análisis crítico.

Entonces, mis interrogantes están dirigidos a la aparente falta de reflexión (auto) crítica en muchos campos de la ciencias sociales.Vayamos al punto, asumo que desconfió de los “ismos”.Puede ser que coincida profundamente con reivindicaciones y propuestas, pero cuando terminan volviéndose “ismos” se aproximan tanto a las religiones que me dan alergia. Una de las cosas que me produce más picazón es que la “conciencia crítica” siempre se usa para los otros y rara vez en una profunda autocritica. Este es el recurso favorito de las religiones y de quienes “encontraron la VERDAD”, analizar a los opositores “deconstruyendolos” que es una forma elegante de decir “buscarle los puntos débiles” para fortalecer la propia verdad.

De acuerdo, no soy ingenuo (en esto) y sé que ese es el juego intelectual y académico, que así funciona… pero cuando eso no va acompañado con la simple pregunta “de qué manera contribuimos a esa situación que criticamos?” entonces entramos en el campo de los dogmas religiosos. Hasta puede ser que haya gente que crea que los espacios para perros son un reflejo de la cultura opresiva heteropatriarcal… ok, hay gente que cree en los platos voladores y, entonces?

Sobre 20 artículos, “fabricados” al estilo Sokal, enviados a diferentes journals postmodernos solo 6!!!! fueron rechazados. Con joyitas como “Nuestra lucha es mi lucha: feminismo solidario como una respuesta interseccional al feminismo neoliberal y electivo”, una crítica sobre cuestiones de género, que resultó ser una traducción, con mínimas alteraciones, del capítulo 12 de Mein Kampf escrito por Adolf Hitler.

No merece todo esto una mínima autocritica?

Mi postura personal es que se mezcla excesivamente (y para alguna gente esto no solo es natural, sino deseable) el activismo político y las practicas académicas.Pero no estoy hablando de contra del activismo político (x ejemplo de los grupos feministas radicales o, hace 30 años podría haber dicho lo mismo del marxistismo latinoamericano) solo digo que las reglas son (o deberían ser), en mi criterio, diferentes.

Quien está en una práctica política expresa (y no me vengan con el argumento banal de “todo es política”) no se puede dar el lujo de dudar demasiado de sus “verdades”, necesita creerlas como un dogma religioso para encontrar la fuerza de jugarse con todo.En consecuencia, aunque sería ideal, no puedo esperar demasiada autocritica; pero, se supone que el mundo académico implica un poquito de distanciamiento de nuestras propias creencias (lo que supone capacidad de reflexión) y eso requiere espacio para la duda, para revisar la propia postura, para cuestionar las propias verdades.

Cuando esto no pasa… tenemos el activismo político disfrazado de discurso académico y, lamentablemente, esto no ha cambiado demasiado desde los tiempos de Sokal o –aún más- desde que Edgar Morin (en los 60’s) denunciaba los juegos de poder académicos.Que el mundo modernista se resista a cambiar es esperable, su creencia en la objetividad de la perspectiva científica alimenta la ilusión de llegar a tener verdades estables.Pero que el movimiento postmoderno (en todas sus variantes) siga reproduciendo los mismos juegos que venían a criticar es lamentable.
Por eso, publico estas cosas, no quiero ser cómplice (por silencio) de cómo los activismos fuerzan las cegueras paradigmáticas que critico en otros.    La cuestión es cuando estas creencias entran en los juegos de poder del mundo académico (hablo de las ciencias sociales en sentido amplio, no puedo opinar acerca del mundo “científico”, pero no creo que sea muy diferente) donde las “modas” definen inclusiones y exclusiones de accesos al conocimiento, financiamientos, prestigios, etc.